Story Of Prophet Isa (Jesus) (AS) In Spanish

El nacimiento del Profeta ISA (AS)

Hoy les contarĂ© la historia del Profeta Isa (as). La importancia de Isa (as) se desprende del estatus que se le asigna. Fue el Ăºltimo mensajero y Profeta antes del Profeta Muhammad (saaw). TambiĂ©n fue el Ăºltimo mensajero de Bani Israel.
¡¡AlĂ¡ habĂ­a concedido un favor especial a la familia de Isa (as) al mencionar su nombre 25 veces!! ¡El nombre de su madre tambiĂ©n se menciona 31 veces! ¡Masha AlĂ¡! ¡Esto es increĂ­ble!

En la historia del Profeta ZacarĂ­as (as), vimos cĂ³mo el Profeta se convirtiĂ³ en el guardiĂ¡n de Maryam (as). Maryam (as) era la hija del Profeta Imran (as). ZacarĂ­as cuidĂ³ de esta niña y le construyĂ³ una habitaciĂ³n separada en el templo. Cuando Maryam (as) creciĂ³, pasĂ³ su tiempo en devociĂ³n a Allah (swt). ¡El Profeta la visitĂ³ diariamente para ver sus necesidades, y asĂ­ continuĂ³ durante muchos años! El Profeta la enseĂ±Ă³ y la guiĂ³. Maryam (as) creciĂ³ hasta convertirse en una devota de Allah (swt), glorificĂ¡ndolo dĂ­a y noche.

Un dĂ­a, Maryam (as) estaba orando en su habitaciĂ³n como de costumbre. ¡Fue entonces cuando un Ă¡ngel apareciĂ³ ante Ella, en forma de hombre! Maryam (as) estaba aterrorizada, pensando que este hombre estaba aquĂ­ para hacerle daño. Y ella gritĂ³: “Busco refugio en Allah de vosotros, si temes a Allah”. 

Entonces el Ă¡ngel dijo: “Soy sĂ³lo un mensajero de tu Señor para ti. Fui enviada para darte un niño piadoso y limpio de pecados”. Ya se habĂ­a calmado y le preguntĂ³ al Ă¡ngel: “¿CĂ³mo podrĂ© tener un hijo si ningĂºn hombre me ha tocado?” “Eso es muy fĂ¡cil para AlĂ¡. ¡AlĂ¡ le harĂ¡ una señal para el pueblo y una indicaciĂ³n del poder de AlĂ¡ (swt)! La visita del Ă¡ngel la puso muy tensa, que aumentĂ³ con el paso de los dĂ­as.

¿CĂ³mo pudo dar a luz a un niño sin tener marido? DespuĂ©s de unos meses, ya no pudo soportar mĂ¡s la tensiĂ³n mental. Agobiada por un vientre pesado, abandonĂ³ la ciudad sin saber adĂ³nde ir. Maryam (as) no habĂ­a ido muy lejos, cuando de repente la sobrevinieron los dolores del parto. ¡Se sentĂ³ contra la palmera seca y fue aquĂ­ donde dio a luz a un hijo! Cuando Maryam (as) mirĂ³ a su bebĂ© reciĂ©n nacido, se sintiĂ³ herida.

¿CĂ³mo podrĂ­a traerlo a este mundo sin un padre? Ella exclamĂ³: "OjalĂ¡ hubiera muerto antes de que esto sucediera y simplemente desapareciera". ¡De repente, escuchĂ³ la voz de un Ă¡ngel! "¡No te aflijas!" ¡La voz dijo! "Allah ha puesto un pequeño rĂ­o debajo de ti, y sacude el tronco de este Ă¡rbol, del cual caerĂ¡n los dĂ¡tiles maduros. Come y bebe, y recupera las fuerzas que has perdido. Lo que ves es el poder de Allah ( swt)! Maryam (as) bebiĂ³ agua del rĂ­o y comiĂ³ los dĂ¡tiles maduros.

¡Durante un tiempo, Ella se sintiĂ³ consolada por el milagro de AlĂ¡! DespuĂ©s de un tiempo, se levantĂ³ y decidiĂ³ regresar a la ciudad. Sin embargo, sus miedos tambiĂ©n regresaron “¿QuĂ© le iba a decir a la gente?” pensĂ³. Fue entonces cuando ocurriĂ³ otro milagro. ¡Su bebĂ©, nacido hace apenas unas horas, empezĂ³ a hablar! El bebĂ© dijo: "Si te encuentras con alguna persona, ¡dile que hoy has jurado ayunar por Allah y que no hablarĂ¡s con nadie!". Con este milagro, Maryam (as) se sintiĂ³ a gusto y caminĂ³ hacia la ciudad.

Como esperaba, su llegada a la ciudad con un bebĂ© reciĂ©n nacido en brazos, ¡despertĂ³ la curiosidad de la gente! “Es un pecado terrible el que has cometido” La regañaron pero ella mantuvo la calma. Se llevĂ³ los dedos a los labios, hizo un gesto de que no podĂ­a hablar y señalĂ³ a su hijo. La gente estaba enojada. “¿CĂ³mo podemos hablarle a un bebĂ© reciĂ©n nacido?” Pero la gente se sorprendiĂ³ cuando el niño empezĂ³ a hablar.

El niño hablĂ³ lenta y claramente: “Soy el siervo de Allah. Allah me ha dado el libro y me ha hecho profeta. Allah me ha hecho obediente hacia quien me dio a luz. ¡Paz a mĂ­ el dĂ­a que nacĂ­, el dĂ­a que muera y el dĂ­a que resucitarĂ©! ¡La gente simplemente se quedĂ³ allĂ­, mirando al niño hablar, maravillados! Se dieron cuenta de que el niño era Ăºnico y que era la voluntad de Allah. Por supuesto, hubo quienes consideraron el habla del bebĂ© como un truco extraño.

Pero al menos Maryam (as) ahora podĂ­a quedarse en la ciudad sin ser acosada. Se dice que Yusuf, el carpintero, quedĂ³ muy sorprendido cuando escuchĂ³ la historia de Maryam (as). "¿Puede un Ă¡rbol crecer sin una semilla?" Le preguntĂ³ a ella. "SĂ­", ella respondiĂ³: "Aquel que Allah creĂ³ por primera vez, creciĂ³ sin semilla". Luego Ă©l le preguntĂ³ de nuevo: "¿Es posible tener un hijo sin una pareja masculina?" “SĂ­”, respondiĂ³ Maryam (as). “Allah creĂ³ a Adham, sin hombre ni mujer” ¡A medida que Isa(as) crecĂ­a, sus habilidades profĂ©ticas comenzaron a aumentar tambiĂ©n!

PodĂ­a decirles a sus amigos quĂ© iban a cenar, quĂ© habĂ­an escondido y dĂ³nde. Cuando tenĂ­a doce años, acompaĂ±Ă³ a su madre a JerusalĂ©n. Cuando llegaron al templo, Isa (as) entrĂ³ en el templo dejando a su madre. El joven profeta entrĂ³ en una sala donde la gente escuchaba las conferencias de los sacerdotes. Aunque la audiencia estaba llena de adultos, el profeta no tuvo miedo de sentarse con ellos. DespuĂ©s de escucharlos por un tiempo, se levantĂ³ y comenzĂ³ a hacer preguntas.

Los eruditos sacerdotes se sintieron perturbados por las preguntas que hizo, porque no pudieron responderlas. Los sacerdotes trataron de silenciarlo pero el Profeta los ignorĂ³, continuĂ³ haciendo preguntas y expresĂ³ su opiniĂ³n. Isa(as) se involucrĂ³ tanto en este intercambio que se olvidĂ³ completamente de su madre. Mientras tanto, Maryam (as) se fue a casa, pensando que su hijo podrĂ­a haber regresado con sus familiares o amigos.

Pero tan pronto como llegĂ³ a casa, se dio cuenta de que su hijo no estaba allĂ­. ¡AsĂ­ que corriĂ³ a la ciudad a buscarlo! BuscĂ³ durante muchas horas y finalmente encontrĂ³ a su hijo, sentado entre los eruditos y debatiendo con ellos. Maryam (as) se enojĂ³ mucho con Ă©l porque estaba muy preocupada. Pero el joven profeta la calmĂ³ diciĂ©ndole que perdiĂ³ la nociĂ³n del tiempo mientras debatĂ­a con los sacerdotes.


Los milagros del Profeta ISA (AS)


El Profeta Isa (as) estudiĂ³ la TorĂ¡ con seriedad. Era un adorador piadoso de Allah (swt) y seguĂ­a estrictamente las reglas de la TorĂ¡. Un dĂ­a, el dĂ­a del sĂ¡bado, el Profeta Isa (as) se dirigĂ­a al templo. El Profeta Musa (as) habĂ­a ordenado que se dedicara el sĂ¡bado a adorar a Allah (swt). Sin embargo, la sabidurĂ­a detrĂ¡s del sĂ¡bado ya hacĂ­a tiempo que habĂ­a desaparecido. Los sacerdotes ahora prohibĂ­an cientos de cosas a su voluntad.

¡ImagĂ­nese esto, se consideraba ilegal que llamaran a un mĂ©dico para salvar a un paciente moribundo! ¡¡Era pecado comer, beber o incluso trenzar los pelos!! Pero al Profeta no le importaron sus leyes. ArrancĂ³ una fruta para alimentar a un niño hambriento. ¡Cuando los sacerdotes vieron esto, fruncieron el ceño con ira! EncendiĂ³ un fuego para que la anciana se mantuviera caliente del aire helado. ¡Esto se consideraba una violaciĂ³n de la ley del sĂ¡bado! Cuando el Profeta finalmente llegĂ³ al templo.

¡¡Se sorprendiĂ³ al encontrar mĂ¡s de veinte mil sacerdotes dentro del templo!! ¡¡Todos ellos se ganaban la vida sĂ³lo con el templo!! ¡El Profeta Isa (as) se sorprendiĂ³ de que hubiera mĂ¡s sacerdotes que visitantes! Sin embargo, el templo estaba lleno de ovejas y palomas que se vendĂ­an al pueblo para ofrecerlas en sacrificio. Cada paso dentro del templo le costaba dinero al visitante.

El profeta se entristeciĂ³ al descubrir que los sacerdotes no adoraban mĂ¡s que al dinero. ¡Los sacerdotes actuaban como si fuera un mercado! ¡¡El profeta vio que los pobres que no podĂ­an pagar el precio de una paloma o una oveja, eran ahuyentados como moscas!! El Profeta estaba triste y se preguntaba por quĂ© los sacerdotes quemaban una cantidad tan grande de ofrendas dentro del templo, mientras miles de personas pobres pasaban hambre afuera. Fue esa noche que los dos nobles profetas Yahya (as) y Zakariyah (as) fueron asesinados por la autoridad gobernante.

Esa noche, la revelaciĂ³n descendiĂ³ sobre Isa (as). Allah (swt) ordenĂ³ al Profeta que comenzara su llamado al pueblo de Israel. La vida sencilla que el Profeta habĂ­a estado viviendo hasta ahora habĂ­a terminado. La pĂ¡gina de adoraciĂ³n y lucha se abriĂ³ en la vida de Isa (as). Como fuerza opositora, Isa (as) denunciĂ³ las prĂ¡cticas actuales y reforzĂ³ la ley de Musa (as). El Profeta pidiĂ³ a su pueblo que llevara una vida sencilla con palabras y hechos nobles.

¡El Profeta intentĂ³ hacer comprender a los sacerdotes que los Diez Mandamientos tienen mĂ¡s valor del que imaginaban! Por ejemplo, les dijo que el Quinto Mandamiento no sĂ³lo prohĂ­be el asesinato fĂ­sico, sino todas las formas de asesinato; FĂ­sicas, psicolĂ³gicas o espirituales, Sus enseñanzas molestaban a los sacerdotes, porque cada palabra del Profeta era una amenaza a su posiciĂ³n, sus fechorĂ­as estaban quedando al descubierto.

Los sacerdotes comenzaron a conspirar contra el Profeta. Un dĂ­a arrestaron a una mujer acusada de adulterio. Luego llamaron a Isa (as) para pedirle su opiniĂ³n. En realidad estaban planeando avergonzar al Profeta delante de la gente. SegĂºn la ley mosaica, una persona involucrada en adulterio debĂ­a ser lapidada hasta morir. Los sacerdotes sabĂ­an que el Profeta se opondrĂ­a a matar a esta mujer y, por lo tanto, terminarĂ­a hablando en contra de la ley mosaica.

Trajeron a la adĂºltera delante de Isa (as) y le preguntaron: “¿No estipula la ley la lapidaciĂ³n de la adĂºltera?” “SĂ­”, respondiĂ³ el Profeta. Luego mirĂ³ a los sacerdotes y a la gente que estaba alrededor. SabĂ­a que eran mĂ¡s pecadores que esta mujer que intentaba ganarse el pan. Se dio cuenta de que si hablaba contra los sacerdotes, entonces serĂ­a considerado desacato de la ley mosaica.

Ahora entendĂ­a su plan. El Profeta luego sonriĂ³ y hablĂ³ en voz alta a la gente que estaba alrededor: “Quien de vosotros estĂ© sin pecado, que la apedree”. ¡Los sacerdotes se sorprendieron al escuchar esto! ¡La gente que estaba alrededor vacilĂ³! Ninguno de los presentes se atreviĂ³ a apedrearla, porque todos eran pecadores. ¡No habĂ­a nadie elegible, porque ningĂºn mortal puede juzgar el pecado, sĂ³lo Allah (swt) el MĂ¡s Misericordioso puede juzgar!

¡Ese dĂ­a el Profeta habĂ­a promulgado una nueva ley sobre el adulterio! Cuando el Profeta saliĂ³ del templo, la mujer lo siguiĂ³. El Profeta se dio cuenta de que lo estaban siguiendo, asĂ­ que se detuvo y le preguntĂ³ por quĂ© lo seguĂ­a. La mujer permaneciĂ³ en silencio y sacĂ³ un frasco de perfume de su prenda. ¡Se arrodillĂ³ ante el Profeta y le lavĂ³ los pies con el perfume y sus propias lĂ¡grimas! ¡Luego le secĂ³ los pies con su cabello! Isa (as) quedĂ³ conmovido por su acciĂ³n y le pidiĂ³ que se pusiera de pie.

Luego, el Profeta mirĂ³ hacia arriba y orĂ³: "¡Oh Señor, perdona sus pecados!" El Profeta Isa (as) continuĂ³ orando a Allah pidiendo misericordia para Su pueblo. Él enseĂ±Ă³ a su pueblo a tener misericordia unos de otros y a creer en Allah (swt). Una vez dijo a sus seguidores: “Duermo cuando no tengo nada y me levanto cuando no tengo nada, y sin embargo no hay nadie en la tierra que sea mĂ¡s rico. ¡que yo!"

El Profeta Isa (as) una vez caminĂ³ junto a un hombre ciego, leproso y paralĂ­tico. El Profeta lo escuchĂ³ decir: "¡Alabado sea Allah (swt) que me ha protegido de las pruebas que aflige a la mayorĂ­a de los hombres!" El Profeta se detuvo y le preguntĂ³: “Dime, ¿quĂ© prueba te queda por afligir? ¡EstĂ¡s ciego, leproso y paralĂ­tico! Pero el mendigo respondiĂ³: "Él me protegiĂ³ de una prueba, que es la mayor de todas las pruebas, ¡y es la incredulidad!" El Profeta estaba feliz con este pobre anciano.

Dio un paso adelante y puso su mano sobre los hombros del pobre. ¡Fue un milagro! ¡¡Tan pronto como el Profeta tocĂ³ al hombre, sus enfermedades se curaron y pudo ponerse de pie!! ¡¡AlĂ¡ (swt) incluso lo transformĂ³, y su rostro ahora brillaba con belleza!! El anciano pidiĂ³ permiso al Profeta para acompañarlo y Ă©l accediĂ³. ¡El anciano se convirtiĂ³ en compañero del Profeta Isa (as) y comenzĂ³ a adorar con Él!
El Profeta Isa (as) habĂ­a estado siguiendo la TorĂ¡ hasta. 

RecibiĂ³ la revelaciĂ³n de Dios. ¡Dios le dio un libro nuevo, el Injil! El Profeta leyĂ³ este libro, que le habĂ­a sido regalado. Cuando el Profeta anunciĂ³ que habĂ­a recibido un nuevo libro de Dios, a la gente que todavĂ­a seguĂ­a la TorĂ¡ no le gustĂ³ esto. Como todos los demĂ¡s Profetas, el Profeta Isa (as) tambiĂ©n realizĂ³ muchos milagros.

Allah (swt) enviĂ³ a todos los profetas con milagros como prueba de su profecĂ­a. De esta manera el pueblo podrĂ­a testificar, conocerlos y creer en su profecĂ­a. Muchos de los milagros que realizĂ³ el Profeta Isa (as) fueron curando enfermedades. La gente durante este tiempo tenĂ­a bastante conocimiento en el campo de la medicina, y cuando el Profeta curĂ³ a los enfermos que fueron declarados intratables, enviĂ³ un fuerte mensaje.

Una vez puso su mano sobre el rostro de un hombre que habĂ­a nacido ciego. ¡El Profeta curĂ³ a este hombre y pudo ver por primera vez! Un dĂ­a, cuando el Profeta caminaba hacia la ciudad, vio una procesiĂ³n. El Profeta se acercĂ³ a ellos y les preguntĂ³ quĂ© estaba pasando. “Este hombre estĂ¡ muerto y lo llevaremos al lugar del entierro”, respondiĂ³ uno de ellos. El Profeta les pidiĂ³ que se detuvieran y orĂ³ a Allah (swt). ¡Fue un milagro!

¡¡El muerto se levantĂ³ y estaba vivo!! ¡¡AlĂ¡ le devolviĂ³ la vida a esta persona asĂ­!! Un dĂ­a, el Profeta Isa(as) pidiĂ³ a Sus seguidores que ayunaran durante 30 dĂ­as. Sus seguidores estuvieron de acuerdo y comenzaron a ayunar. Al finalizar el perĂ­odo de ayuno de treinta dĂ­as, los seguidores fueron junto con Isa (as) al desierto. Era normal que miles de personas siguieran al Profeta, dondequiera que fuera.

Muchos de los seguidores eran personas enfermas que esperaban ser curadas por el Profeta. Un grupo de personas que estaban en contra de las enseñanzas del Profeta tambiĂ©n seguĂ­an al Profeta dondequiera que fuera. ¡Lo siguieron para poder burlarse del Profeta y menospreciarlo en cada oportunidad que tuvieran! DespuĂ©s del perĂ­odo de ayuno de treinta dĂ­as, los incrĂ©dulos le preguntaron al Profeta si podĂ­an recibir comida del cielo.

Pidieron esto como confirmaciĂ³n de que Dios habĂ­a aceptado su ayuno. QuerĂ­an comer algo especial el dĂ­a que rompieron el ayuno. ¡TambiĂ©n querĂ­an que la extensiĂ³n fuera suficiente para todos! HabĂ­a miles de personas presentes allĂ­, y los incrĂ©dulos sabĂ­an que el Profeta nunca podrĂ­a entregarles lo que habĂ­an pedido. El Profeta Isa (as) aceptĂ³ su pedido, fue a un lugar silencioso y orĂ³ a Allah (swt).

¡Fue un milagro! ¡Dios aceptĂ³ las oraciones del Profeta! ¡¡Una gran variedad de comida descendiĂ³ directamente del cielo!! ¡HabĂ­a una nube debajo de la extensiĂ³n y una nube encima! ¡Y estaba rodeado de Ă¡ngeles! Lentamente descendiĂ³ al suelo y, mientras descendĂ­a, ¡el Profeta permaneciĂ³ inmerso en Sus oraciones! La distribuciĂ³n de alimentos aterrizĂ³ cerca del Profeta. ¡HabĂ­a un paño blanco cubriendo la colcha! El Profeta se quitĂ³ esto diciendo "¡en el nombre de Allah, el Mejor Sustentador!"

Cuando se quitĂ³ la tela que cubrĂ­a la colcha, ¡la gente reunida alrededor mirĂ³ con asombro! ¡HabĂ­a siete peces grandes, siete hogazas de pan, vinagre, sal, miel y muchas otras frutas tambiĂ©n! ¡La pasta tenĂ­a un olor maravilloso, la gente nunca antes habĂ­a olido algo tan maravilloso! Luego, el Profeta pidiĂ³ a los incrĂ©dulos que comieran del pan.

Pero ellos respondieron: "No comeremos de Ă©l hasta que los veamos comiendo de esta pasta para untar". "Ustedes fueron los que lo pidieron", el Profeta les preguntĂ³: "Entonces deben comer la comida primero". ¡Pero los incrĂ©dulos aĂºn se negaron! Luego, el Profeta pidiĂ³ a los pobres, los enfermos, los discapacitados y los ciegos que comieran de la comida.

¡HabĂ­a mĂ¡s de mil y todos comieron de la comida! ¡Entonces ocurriĂ³ otro milagro! ¡Todos los enfermos que comieron del pan se curaron! ¡Lo mismo ocurriĂ³ con los discapacitados, los ciegos y todos los demĂ¡s! ¡¡Fue un milagro!! Los incrĂ©dulos ahora estaban tristes porque se habĂ­an negado a comer de la comida cuando fueron invitados por primera vez.

¡La noticia de la fiesta viajĂ³ rĂ¡pido y llegĂ³ a la ciudad! ¡¡Miles de personas viajaron para presenciar esta Divina fiesta!! ¡La cantidad de personas que querĂ­an participar en la fiesta se habĂ­a vuelto tan grande! ¡El Profeta luego les pidiĂ³ que se turnaran para celebrar este banquete! Pasaron los dĂ­as. Cada uno, desde el primero hasta el Ăºltimo, comiĂ³ hasta saciarse.

¡Se dice que casi 7000 personas comĂ­an del banquete cada dĂ­a! DespuĂ©s de cuarenta dĂ­as, Dios le pidiĂ³ al Profeta que permitiera comer del banquete sĂ³lo a los pobres, y no a los ricos. El Profeta advirtiĂ³ a la gente que fuera honesta y pidiĂ³ a los ricos que se mantuvieran alejados de la fiesta. TambiĂ©n pidiĂ³ a los pobres que no se llevaran la comida, que la guardaran para el dĂ­a siguiente.
Sin embargo, la gente no escuchĂ³ al Profeta. Los ricos comĂ­an de la comida, haciĂ©ndose pasar por pobres. Y muchos pobres se llevaron la comida, desobedeciendo las Ă³rdenes del Profeta.

 ¡¡Como resultado, la propagaciĂ³n de alimentos fue elevada hacia el cielo de donde vino!! ¡La gente hablĂ³ de este milagro durante muchos años y estaban convencidos de los milagros de Allah! Cuando el Profeta Isa (as) tenĂ­a treinta y tres años, los sacerdotes se enojaron mucho con Ă©l e hicieron planes para matarlo.

Una noche, el Profeta estaba sentado con Sus doce compañeros en Su casa. Dijo: “Uno de vosotros me va a traicionar”. ¡Era verdad! ¡Y no era otro que Judas! Judas habĂ­a ido a encontrarse con el sacerdote principal ese dĂ­a. “¿QuĂ© me darĂ¡s si te entrego a Isa?” preguntĂ³ Judas al sacerdote. “Te daremos treinta piezas de siclos”, respondiĂ³ el sumo sacerdote. Judas se avergonzĂ³ de sĂ­ mismo y saliĂ³ de la habitaciĂ³n.

Luego, el Profeta preguntĂ³ a cualquiera de Sus compañeros que estuviera listo para ocupar Su lugar, mientras los soldados venĂ­an a arrestarlo: "¿QuiĂ©n de vosotros estarĂ¡ listo para ocupar mi lugar?" preguntĂ³ el Profeta: "¡SerĂ¡s mi compañero en el paraĂ­so!" Un joven se puso de pie y aceptĂ³ de buena gana. Cuando los soldados llegaron para arrestar al Profeta, tomaron al joven y lo crucificaron. Antes de que crucificaran al joven, el Profeta Isa (as) fue levantado desde una ventana en la esquina de la casa.

El Profeta Isa (as) estĂ¡ ahora vivo en el segundo cielo. Él descenderĂ¡ antes del DĂ­a del Juicio. Masha Allah ¡Esa fue una historia maravillosa!